Cali es una ciudad con una biodiversidad inmensa, un verdadero tesoro natural enclavado entre las montañas y los valles del suroccidente colombiano. Su riqueza ambiental se expresa en la variedad de ecosistemas que la rodean, desde su majestuoso bosque seco tropical, uno de los más amenazados pero también más fascinantes del país, hasta las verdes estribaciones de los Farallones de Cali, donde nacen ríos cristalinos que dan vida a la ciudad y a su gente. 

Cada rincón de Cali guarda una historia contada por las plantas, los animales y las aguas que fluyen. Es un lugar donde la naturaleza se mezcla con la vida urbana, recordándonos que la ciudad no está separada del entorno, sino que forma parte de él. Los colibríes revoloteando en los jardines, las ceibas imponentes que dan sombra a las calles y el canto de las aves al amanecer son testimonio de una convivencia armoniosa entre lo natural y lo humano.

Reflexionar sobre la biodiversidad de Cali es también reconocer la responsabilidad que tenemos de cuidar y preservar este patrimonio. Su belleza no solo está en lo que se ve, sino en lo que representa: un equilibrio frágil, una conexión profunda con la tierra, y una invitación constante a vivir con respeto y gratitud hacia el entorno.

Cali no solo es “la Sucursal del Cielo” por su gente y su cultura vibrante, sino también porque su diversidad ecológica la convierte en un paraíso de vida, color y esperanza.